LA COMUNICACIÓN HUMANA

  • 22, mayo, 2020
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LA COMUNICACIÓN HUMANA

Informar es compartir una novedad para facilitar o mantener la cooperación, pero, como la cooperación no es universal y el objeto subyacente a la cooperación es obtener alguna ventaja –a costa de la desventaja de otro, la información ha sido hasta ahora siempre opaca e irracional, ya que su motivo no podía hacerse público –universal.

Por esa causa, la información hasta el presente busca generalmente afinidad, alineamiento, refuerzo, mientras genera diferencia, debilita al otro, pero así priva de libertad incluso a los que se suman a ese alineamiento, pues su cooperación es, en realidad, sumisión a una orden o mandato –donde la elección se limita a preferir este acatamiento frente a otro, y de ahí, la guerra.

El fenómeno de las fake news, bulos o noticias falsas es un buen elemento para analizar y entender mejor el papel que desempeña la información, pues una vez que identificamos o distinguimos los bulos tenemos que preguntarnos cuál es la información verdadera –o lo que no es bulo, lo otro del bulo, lo nuestro, frente a los bulos de los otros, pues obviamente no nos vamos a engañar a nosotros mismos. ¿O sí? Obviamente no podemos querer engañarnos a nosotros mismos, pero generalmente tenemos que rellenar con la creencia -la figuración- la carencia de información.

La forma más evidente de los bulos es la falsedad de los datos o la tergiversación de los hechos, pues sobre los datos y los hechos establecemos nuestros propósitos y reivindicaciones. De modo que la (re)figuración tiene el propósito de generar una reacción que favorezca al emisor, como es la ventaja electoral en el caso de los partidos políticos y el alineamiento en un frente internacional.

De modo que la información se emite para la ventaja de su promotor. El sentido de una figuración, una obra, se obtiene al considerar quien ha pagado por ella y sus intereses. Por ejemplo, según Chomsky, en EEUU y los países capitalistas los medios de información están bajo control de las corporaciones, únicas capaces de financiarlos, y teniendo en cuenta los intereses de estas corporaciones se pueden interpretar las pretensiones que subyacen a lo que se publica. Pero, en general, el estado es el mayor emisor de información ya que cuenta con medios oficiales propios.

La humanidad, el sentimiento humano, en esas condiciones de fuerza, irracionalidad o carencia de sentido es wishful thinking y así la generalizada asunción, por ejemplo en Chomsky, de que la abolición moderna de la esclavitud es consecuencia del sentimiento o juicio humano. Este pensamiento obvia que para ciertos propósitos militares no es fácil mantener la esclavitud, dejar a las mujeres con los esclavos, sino que, al contrario, es conveniente abolirla y que los antes esclavos se incorporen al ejército. De igual modo, la Revolución Francesa con la que se pretende ver una providencia, progreso o proceso histórico hacia mejor, obvia igualmente que su éxito es, al igual que con la esclavitud, una mayor capacidad del estado para movilizar más recursos para la guerra, reclutar a toda la población y aventajando así a sus rivales peor dispuestos. Con esa ‘bondad’ paliativa cuentan las ideologías.

Sin embargo, el punto de partida de la comunicación humana -como señala Kant en su Hacia la Paz Perpetua- es una propuesta cuya característica y prueba es que no se impone y acata y que solo necesita manifestar su motivo para lograr la cooperación de todos porque conviene al objeto común de felicidad. Y esa propuesta es la unidad de la humanidad, cuyo motivo es acabar con el daño mutuo y sustituirlo por la cooperación y el cuidado universal -de modo que estamos utilizando ya un criterio racional válido para que todos lo asumamos como propio –libremente- y actuemos de acuerdo con él simultáneamente.

La comunicación de persona a persona de la propuesta de unidad humana tiene un elemento propio que la distingue de la información política; la sinceridad. La información que se emite por la unidad humana necesariamente ha de ser inclusiva, manifiesta afinidad y simpatía con todo ser humano sin discriminación, pues la felicidad es también una decisión y tenemos que tomarla para estar a la altura de nuestra misión. La sinceridad es la verdad, pues comparte todo lo que sabe al objeto de beneficiar a la humanidad.

EL CANAL

Sin embargo, la comunicación personal queda en la esfera de lo privado y se disuelve, mientras la propuesta de unidad humana debe ser publicada -universalmente.

Por otra parte, no podemos buscar el apoyo de un estado para publicar, lo propio es contar con los medios de que ya disponen las corporaciones, pues ese es uno de sus servicios.

Aunque las corporaciones son originalmente dependientes de los estados que les otorgan un monopolio o capacidad de recaudar al objeto de que puedan, a su vez, competir internacionalmente, actualmente responden ante sus consumidores sin discriminación de nacionalidad, pues son multinacionales.

Por ello, invitamos a Telefónica-Movistar y a las principales corporaciones de Comunicación mundiales en consideración de las principales áreas lingüísticas a establecer ese canal conjunto para la convocatoria, retransmisión abierta y transparente de un congreso de unidad humana y, después, el mantenimiento de la cooperación y de la unidad.

El canal de comunicación de la humanidad en su forma es inclusivo, manifiesta afinidad y simpatía humana en todas sus expresiones sin lugar para la exclusión y discriminación. En su contenido expone con claridad el propósito y el motivo de la cooperación, y la primera propuesta y el primer propósito de todos es la unidad humana y su motivo sustituir el daño mutuo por la cooperación universal, por el que se convoca el Congreso de unidad humana.

Y más allá del Congreso, el canal informa de todos los asuntos que conciernen a la unidad, a la seguridad y a la cooperación humana, incluyendo los propósitos y motivos de las propuestas relativas a estos asuntos y es, al tiempo, el sistema de toma de decisiones porque valida la mejor propuesta o iniciativa o las fusiona para si es posible hallar una opción superior en función de criterios como la prioridad o incluso urgencia de algunos objetivos, el mayor beneficio, el menor coste, la disponibilidad de recursos y, en resumen, todo lo que se sabe pasa a ser un recurso humano.

RESPONSABILIDAD DE LAS CORPORACIONES

Como usuarios y consumidores tenemos libertad inmediata y real de decisión y elección de las corporaciones con las que queremos tratar y, por tanto, podemos requerir de ellas responsabilidad humana.

Y las corporaciones intentan ofrecer el mejor trato que pueden para captar clientes, por lo que asumir públicamente responsabilidad humana les hace más competitivas, pues las multinacionales sirven a las personas sin consideración de nacionalidad y son, por tanto, también un medio para alcanzar la unidad humana.

La responsabilidad actual de las empresas, la llamada Responsabilidad Social Corporativa, RSC, obvia el sentido común, refiere a las buenas o malas práctica en sus operaciones con independencia de cuál sea el objeto de su emprendimiento, pero, según el sentido común, las empresas son simplemente buenas si su objeto es el servicio y son malas si su objeto es el daño.

Ahora solicitamos a las corporaciones que reconozcan a la humanidad como la fuente última de su derecho, pues solo entonces su propósito será realmente de servicio, ya que si la fuente de su derecho es privada implica que no tienen el propósito de servir sino de explotar las necesidades de las personas para asegurar y aumentar ese monopolio –sostenido mediante violencia.

Y reconocer a la humanidad como soberana implica participar en la publicidad de la propuesta de unidad. Esta acción que inicialmente es unilateral no acarrea detrimento para la corporación emisora como si sucedería en el caso de las unidades armadas, que, en caso de apoyar a la humanidad unilateralmente resultarían más vulnerables, pues el propósito de las unidades armadas es el daño y necesita ser ocultado, mientras que las corporaciones tienen por objeto el servicio y publicar la propuesta de unidad humana les resulta en valor añadido.

Así como la unión humana resulta en la comunidad humana mediante la liquidación coordinada de las unidades armadas, también es el resultado de una evolución de las corporaciones y de su cooperación, las cuales desempeñan un papel principal en este proceso de ejercicio o aplicación del sentido común que no es otra cosa que responsabilidad o transparencia –la no-discriminación. Pues, como dice Mozi, solo la no discriminación es la paz, algo que tenemos que entender bien y aceptarlo conscientemente también –así lo dispuso el Cielo, añadía).

Cada producto o servicio de una compañía (una taza, una TV, un coche, un programa, una app y así sucesivamente) siempre busca satisfacer las necesidades o los deseos humanos sin discriminación y cualquier mejora o desarrollo en un producto o servicio hacia su objeto es un avance para toda la humanidad sin importar qué individuo o particular lo logra o promueve.

Las necesidades y deseos humanos son también iguales o muy semejantes, todos los humanos necesitamos alimentarnos, disfrutar de buena salud, ser felices, llegar más lejos…, no necesitamos discutir o tratar sobre nuestros fines, no necesitamos la política pues todos sabemos y todos estamos de acuerdo sobre lo que todos queremos.

Más que eso; los humanos no somos solo cuerpos pasivos cuyas necesidades y deseos han de ser cubiertos por esos productos y servicios, también nuestra relación como humanos resulta indiscriminada cuando tenemos una causa común, una producción común, un objetivo de servicio. Y lo que sucede es que, aunque el alcance de la cooperación sea limitado, compartimos toda la información. Eso es reconocer a la humanidad como fuente última de derecho.

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